La mujer es el público principal de los anuncios publicitarios, sin embargo su imagen como componente principal de ellos, no ha sido siempre la que refleje su realidad.
Madre, hija y esposa perfecta eran algunos de los roles que era común ver en los anuncios publicitarios de la década de los 50. Pensemos además en un mundo sumido en la guerra, en donde la mirada del hombre fuerte que combatía, mientras la mujer se quedaba en casa era “la normal”.
A medida que van avanzando las luchas de distintos grupos para lograr derechos fundamentales entre las mujeres, como trabajar o votar, se va conociendo una mujer más multifacética en tareas que eran consideradas solo masculinas, pero sin dejar a un lado la labor doméstica sigue recayendo completamente en ella.
En los setenta, a media que el mundo va encontrando un poco de paz, con el fin de algunos conflictos bélicos, la imagen de las féminas en la publicidad toma fuerza con el de una “Nueva Mujer”, una persona más independiente, más libre, deja de usar únicamente falda como prenda única y empieza a usar pantalones, se le retrata incluso realizando hábitos considerados anteriormente masculinos, como beber o fumar.
Sin embargo, su imagen sigue siendo la de perfecta, sin nada inteligente que decir, se le ve acompañada, en su mayoría de su familia, porque es este componente el que sigue recayendo como su responsabilidad.
En los años 90 y con la llegada del internet, el mundo se globaliza, llega información de todos lados y en la publicidad se formaliza el concepto de vender sensaciones y experiencias, en cambio de un simple producto.
Aparece entonces el rol de una mujer más prominente en la publicidad, pero esta vez como objeto de deseo, imagen que hoy día se mantiene.
Muy común ver cuerpos de mujeres delgadas, con bustos exuberantes ligados a productos de lujo, incluso a alimentos.
En otra línea publicitaria de esta época, tenemos el rol de una mujer perfecta y profesional, pero que sigue ligada a las labores domésticas y crianza de los niños. El peso y presión social por mantener equilibrada ambas cosas se hace aún mayor.
En la actualidad tenemos un fuerte movimiento feminista que nace de injusticias y roles sociales que en su mayoría, se han apoyado en estos ideales representados en la publicidad.
Muchas marcas han simpatizado con esta lucha desmitificando la imagen de mujer perfecta que por muchos años ha predominado en la industria.
La industria de la belleza también ha intentado cambiar el mensaje por el de amor propio.
Pero queda trabajo por hacer..
La juventud es uno de los principales deseos de la publicidad de hoy en día. La mujer, en cualquier faceta que quiera ser: mamá, hija, independiente, etc. Debe mantenerse joven, firme, delgada y sin cicatrices.
La lucha sigue siendo por la igualdad, de género pero además es la lucha personal contra su propio cuerpo, que tiene que ser “perfecto”. No solo debe ser una mujer ejemplar, sino además debe seguir luciendo perfecta.
El rol de la mujer de la publicidad antigua sigue conviviendo hoy día pero en búsqueda de su perfección. Como sociedad tenemos un reto pero además la industria de la publicidad una gran responsabilidad que saldar para derribar estos estereotipos.